Estudió en la Llotja y en la Academia Baixas y trabajó como aprendiz en los talleres de los escultores Pau Carbonell y R. Atché.
En 1904 expuso sus primeras obras (Pregant [Rogando], 1903 o Tempestat [Tempestad], 1904) y el crítico R. Casellas lo definió como un escultor caricaturesco. Poco después realizó una segunda exposición con obras de temas mundanos que fue muy valorada por el tratamiento que le dio a las piezas. En 1910, gracias a una beca, se trasladó a París para completar su formación en la Escuela de Artes Decorativas. Posteriormente, viajó a Londres, Sevilla y Madrid. Más tarde, en 1918, se instaló definitivamente en Nueva York.
Fue uno de los primeros artistas calificados por el crítico Eugeni d'Ors de novecentistas.
Su estilo, bastante personal y difícil de clasificar, empezó teniendo algunos rasgos cercanos al lenguaje modernista, pero fue evolucionando hacia una escultura de formas exageradas y distorsionada que lleva a identificarlo con una nueva generación de artistas. Realizó una serie de retratos escultóricos de personajes conocidos de la época, como Prat de la Riba y Francesc Cambó, entre otros. También colaboró de forma habitual realizando figuras de dimensiones reducidas con el ceramista A. Serra. La obra considerada de mayor relevancia por el propio autor está constituida por las esculturas del hipogeo de la familia Camp i Morell (1908-1911; cementerio de Lloret de Mar).
En su etapa de madurez también se dedicó a la ilustración de revistas y libros, y a la creación de ex libris, aunque realizó alguna incursión en el cartelismo. Fue uno de los fundadores de la revista Papitu y colaborador habitual de la revista Cu-cut!.
Hacia 1930 abandonó el mundo artístico y se centró en la investigación médica, ámbito en el que creyó haber descubierto un remedio para curar el cáncer. Pasó los últimos años de su vida ingresado en un psiquiátrico.