La historia del Instituto de las Ursulinas se remonta a 1841, cuando un grupo de hermanas llegaron a Onze-Lieve-Vrouw-Waver (provincia de Amberes, Bélgica) para abrir una escuela para las niñas del pueblo. La iniciativa se financió con el establecimiento de un internado, que pronto atrajo una clientela acomodada de todo el mundo. Basándose en los principios pedagógicos del “arte en la escuela”, las hermanas ursulinas crearon un complejo escolar amplio y singular, donde el arte y la estética son omnipresentes. Además, se utilizaron las técnicas más novedosas y las innovaciones arquitectónicas y decorativas más exquisitas. Distintos estilos como el neogótico, el neoclásico, el neoimperio, el Art Nouveau y el Art Déco se alternan armoniosamente en los distintos edificios.
Lo más destacado en cuanto a la arquitectura de este conjunto es su invernáculo de estilo Art Nouveau. Se construyó en 1900 como espacio de recepción y lugar de reunión del alumnado, sus familias y demás visitantes. El carácter Art Nouveau del invernáculo se lo confiere la cúpula con vitrales de colores con representaciones simbólicas de la Mañana, la Noche y el Día. La decoración floral del espacio se intensifica con la presencia de plantas exóticas.
El invernáculo es único. No solo por su calidad arquitectónica, sino por el entorno rural donde se encuentra y porque fue creado dentro de un marco escolar católico, y no en un contexto Art Nouveau típico de la burguesía urbana liberal. Se trata del ejemplo más característico en la región flamenca de este saber hacer revolucionario de finales de siglo.
Gracias a numerosos voluntarios, el Instituto de las Ursulinas y su invernáculo permanecen abiertos al público. Actualmente solo se pueden realizar visitas guiadas, que tienen una duración de dos horas y se ofrecen en distintos idiomas. En los próximos años, por iniciativa de la organización sin ánimo de lucro Kempens Landschap, este espacio se abrirá de modo permanente y se podrá visitar individualmente.