La actual capital de la V Región de Chile, situada a unos 120 km de Santiago, se configuró creciendo alrededor del puerto fundacional, situado en una bahía natural. Gracias a su situación estratégica se convirtió en un lugar de parada obligada para las embarcaciones que, provenientes del Atlántico, entraban en el Pacífico a través del cabo de Hornos; se convirtió en la verdadera capital comercial y financiera de Chile, testimonio de la fundación de los primeros bancos y la primera bolsa, y alojó las sedes de las principales empresas del país. Allí se instalaron una gran cantidad de inmigrantes que trabajaron en el comercio de la exportación y se enriquecieron con la explotación de la minería y el salitre del norte del país. Así, la ciudad, que en 1905 tenía 162.000 habitantes, fue pionera en las mejoras urbanas (iluminación eléctrica, teléfonos, conducción de gas...) hasta que, entre 1914 y 1930, la construcción del Canal de Panamá le robó su hegemonía portuaria, a la vez que el poder económico se desplazaba a Santiago.
Dada la configuración orográfica del lugar, al crecer la ciudad porteña tuvo que ocupar las vertientes de las más de 40 colinas que la rodean, formando una especie de anfiteatro encarado hacia el mar. Para salvar los fuertes desniveles entre los distintos sectores de la ciudad, a partir de la década de 1880 se construyeron una serie de funiculares de los cuales se conserva una buena muestra, que conllevaron además el arreglo de los espacios urbanos adyacentes, a manera de miradores.
La arquitectura oficial siguió los cánones del eclecticismo y el academicismo, mientras que las construcciones religiosas adoptaron formas medievalizantes realizadas con madera. Las clases burguesas enriquecidas empezaron a construir sus viviendas unifamiliares en las pendientes de Cerro Alegre y Cerro Concepción.
El más claro exponente del Modernismo en Valparaíso es la obra de los arquitectos italianos Renato Schiavon y Arnaldo Barison. Formados en Trieste llegaron al lugar ante la posibilidad de recibir encargos para la reconstrucción de la ciudad destruida por el terremoto de 1906. La muestra más destacada de su trabajo conjunto es el Palacio Baburizza (1915), actual sede del Museo Municipal de Bellas Artes, situado en el paseo Yugoslavo, bella muestra de la influencia de los modelos de la Secession. Fue encargado por el empresario del salitre Ottorino Zanelli, y adquirido en 1925 por Pascual Baburizza, a quien debe su nombre actual. También es obra suya la casa de Wenceslao Campuzano (1908-1909) que desde la calle Artillería parece descolgarse sobre el vacío, ejemplo más cercano a gran parte de las construcciones de madera de la ciudad, recuerdo de la arquitectura que los colonos de origen centroeuropeo llevaron al país andino. Otras muestras más modestas del lenguaje modernista se reparten por el casco histórico de Valparaíso, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2003.