Después de que su familia se trasladara a Barcelona, ingresó muy joven en el Conservatorio del Liceo. Simultaneaba sus estudios con un trabajo como dependiente en una tienda de música, Can Guàrdia (Rambla, 97; actual Casa Beethoven).
Cuando acabó los estudios empezó a tocar en algunos cafés, como el café Pelayo (desaparecido), tocando en un cuarteto, y también dio clases particulares, trabajos con los que se dio a conocer y adquirió cierto prestigio. En estas veladas musicales se formó un grupo de amigos, entre los que figuraban músicos como A. Vives o I. Albéniz.
En 1891 fundó junto con A. Vives el Orfeó Català, entidad que se convertiría en un símbolo del catalanismo por la difusión que realizaba de la cultura y la música catalana, a través de sus actuaciones, con un repertorio muy diverso, y del boletín que publicaba, Revista Musical Catalana, creado en 1904. Bajo su dirección se construyó la sede del Orfeó, el Palau de la Música Catalana (1905-1908; Palau de la Música, 4-6), del arquitecto L. Domènech i Montaner, que se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos del Modernismo en Barcelona.
Unos años más tarde obtuvo la plaza de catedrático en la Escuela Municipal de Música de Barcelona, tarea que compaginó con la de teórico y compositor.
Algunas de sus obras son piezas tan emblemáticas como El cant de la senyera (El canto de la bandera), sobre un poema de Joan Maragall, o la armonización de Els segadors (Los segadores), el himno nacional de Cataluña.