El actual municipio de Figaró-Montmany comprende el dominio del antiguo castillo medieval de Montmany. Sus orígenes se deben buscar en el hostal que estaba situado en el antiguo camino real entre Barcelona y Vic y que regentaba la familia Figero en el abrupto Congost, paso obligado para los viajeros.
A inicios del siglo XX, la belleza de los parajes, la apacibilidad del clima y las buenas comunicaciones -entre 1846 y 1851 se abrió una moderna carretera y en 1875 entró en funcionamiento el tramo de ferrocarril entre La Garriga y Vic- convirtieron la localidad en un cotizado emplazamiento para el veraneo. Hasta el momento actual, la belleza del medio natural, entre la montaña del Montseny y los riscos de Bertí, es un destacado patrimonio del municipio.
En el período modernista, el arquitecto Manuel Joaquim Raspall trabajó también en Figaró-Montmany. Según los estudios de Cuspinera su intervención más antigua es la reforma de la Casa Gallart, en 1908. Es una construcción de muros blancos con el clásico torreón, decoración de cerámica blanca y azul y un original trabajo de forja. Se la conoce popularmente con el nombre de Ave María por el medallón de cerámica vidriada inspirado en las obras renacentistas que representa a la Virgen y al Niño. La Casa Espelta data de 1910 y vale también la pena destacar la reforma del Hotel El Congost en una fecha tardía, 1921, ya casi novecentista y convertido ahora en residencia para la tercera edad.
De distinta tipología son las torres adosadas Villa Pepita y Villa Rosita, ambas de 1915, que responden a un gusto ya próximo al Novecentismo. Raspall utiliza en ellas un elemento que le es muy común, el friso de baldosines que, en este caso, alternan el amarillo y el marrón y, bajo el hastial, alrededor de una cartela con los nombres de las casas, se despliegan esgrafiados con dibujos de temas vegetales estilizados.
Raspall es también autor del edificio que albergaba las escuelas y el Ayuntamiento, situado en la carretera de Ribes y que consolidó dicho vial como zona de paso, sustituyendo el antiguo camino real que atravesaba la población. Este edificio, recientemente restaurado, destaca por la funcionalidad con que fue concebido, con grupos de ventanas geminadas cubiertas con aleros y muros ornamentados con sencillos esgrafiados y un friso cerámico.
Finalmente, queremos insistir en el hecho de que el recorrido modernista de Figaró-Montmany es también un patrimonio literario, sus paisajes inspiraron a Raimon Casellas su novela más famosa, Els sots feréstecs, publicada en 1901.